¡Que pase el siguiente!
La detención de trece responsables de las clínicas Vitaldent, tras la caída hace tan solo unos días del propietario de la cadena de clínicas Funnydent, pone en evidencia -sobre todo ante el ciudadano- un problema del que los profesionales de la Odontología ya éramos conscientes.
El hecho de convertir una profesión tan digna como el Arte Dental en un simple negocio ha puesto de manifiesto que no solo no mejora la atención odontológica… es que tampoco reduce costes de la misma, ya que es la merma de calidad la que reduce el precio.
Al parecer, en estos casos nos encontramos siempre con circunstancias similares: odontólogos, en su mayoría muy jóvenes, y personal auxiliar explotado por macro organizaciones que se aprovechan de la gran cantidad de profesionales formados en ambas disciplinas que hay en el mercado y que, con honorarios bajos y largas jornadas laborales, consiguen contratos temporales que nunca se renuevan.
Además, actúan con engañosos descuentos en costosos tratamientos, muchas veces innecesarios, que son abonados en la primera cita con el comercial de turno (preparado o preparada para vender cuantos más implantes mejor), mediante unos créditos concedidos de manera urgente que hipotecan la economía del paciente, aunque no se le llegue a realizar el tratamiento (como les ha pasado a las víctimas de Funnydent y antes a otros).
Esta situación, que curiosamente está prohibida por ley en las primeras potencias europeas, debería -después de los últimos acontecimientos- hacer reflexionar a nuestros dirigentes (a todos los niveles) y devolver no solo la responsabilidad sino también la titularidad de las clínicas a los profesionales cualificados.
Igualmente, deberían controlar el excesivo número de profesionales titulados cada año (aproximadamente 1.400 por curso), que son víctimas propiciatorias para alimentar estos negocios, así como también el de la formación sin fin. Un negocio inmenso que nutre tanto a centros privados como a universidades públicas y que han encontrado en las familias de los dentistas jóvenes en paro un pozo sin fondo de ingresos, alargando con cursos muy caros una educación profesional que nunca acaba.
¿ Quién será el próximo? ¿Tendrá corazón o sólo dienteX?
José Antonio García López
Médico Estomatólogo – Zaragoza
Socio de Dental Medical Group
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