Sensibilidad dental en verano
El verano tiene multitud de características que lo convierten en una estación muy diferente al resto del año. Innumerables cambios de ubicación durante las vacaciones, alteración de rutinas, horarios desestructurados y cambios de hábitos que dan paso a otros donde la improvisación está muy presente. Todo ello, unido a las altas temperaturas, puede poner en jaque la salud de tu boca. Y muy especialmente, tu sensibilidad dental.
Este es el problema más frecuente, en lo que a nuestra salud bucodental se refiere, durante los meses de julio y agosto. Y no es difícil adivinar por qué. ¿De qué manera combatimos el sol que encontramos allá donde vamos y su calor tan difícil de aguantar? Exacto, refrescándonos de todas las formas posibles que se nos ocurren. Y ahí entran en juego bebidas frías y helados que pueden calmar nuestra sofocante sensación de calor, pero que al mismo tiempo son un desafío para nuestros dientes.
Eso sí, los alimentos muy fríos son los más populares en estos meses por provocar sensibilidad dental, pero no los únicos. También pueden resultar dañinos los dulces, los ácidos y todos aquellos que requieran de una fuerte mordida. También los que se consuman muy calientes, aunque estos últimos no suelen ser una preocupación en verano. Por supuesto, también hay que tener en cuenta la combinación de varios de estos estímulos en un mismo alimento, pues un helado puede ser frío y dulce a la misma vez, por ejemplo.
Este tipo de alimentos provocan un estímulo muy fuerte en la dentina, que se siente ‘’atacada’’, dando lugar a la sensibilidad dental, y provocando un dolor intenso y transitorio. Si además son muchos los estímulos provocados durante un corto espacio de tiempo, es probable que las sensaciones se intensifiquen, haciendo que alimentos a priori no tan fríos (como una bebida con hielo) acaben por provocarnos tan molesta sensación de sensibilidad.
En verano son además muy frecuentes las comilonas. Nos reunimos con amigos y la gastronomía de esta época del año se disfruta en ocasiones sin medida. A veces, creemos que después de comidas copiosas el cepillado cobra una importancia que ha de ser traducida en una intensificación del contacto del cepillo con nuestros dientes, un gesto que también contribuye al desarrollo de hipersensibilidad.
Maneras de combatir la sensibilidad dental
- Conservar los buenos hábitos de higiene dental: cambian muchas cosas en nuestra vida durante el verano, pero hemos de evitar en la medida de lo posible el descuido de nuestra boca.
- Uso de productos específicos para reducir la sensibilidad: no tenemos por qué eliminar los helados de nuestras vidas en estos meses, faltaría más. Cepillos de filamentos suaves y dentífricos y pastas de dientes contra la sensibilidad, además de colutorios no abrasivos son nuestros amigos.
- Seguir una dieta equilibrada: lo mejor para tu boca y tu organismo.
- Esperar un poco antes de ingerir alimentos muy fríos: cuando nos apetezca un helado es mejor dejar un margen de dos minutos entre que sale del congelador y va a nuestra boca. Seguirá estando frío, pero reducirá el daño a nuestros dientes.
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