Endodoncia microscópica
La endodoncia, también conocida como tratamiento de conductos, o vulgarmente como ‘’tratamiento para matar el nervio’’, es el procedimiento que utilizan los odontólogos para eliminar, en parte o en su totalidad, la pulpa (o nervio) del diente y sellar el conducto radicular. Este procedimiento suele ser utilizado como último tratamiento posible para intentar salvar un diente, evitando realizar su extracción.
Aunque la historia de la endodoncia se remonta al año 3000 a.C, fue en el siglo XX cuando se consolidó como especialidad odontológica. En 1963, el Dr. Harry B. Johnston acuño el término “endodoncia” por primera vez y su estudio y trabajo fueron reconocidos por la American Dental Association.
La evolución de la tecnología ha influido notablemente en esta especialidad dental: la dificultad del tratamiento obliga a los endodoncistas a actualizar constantemente su formación. Una de las grandes innovaciones en esta materia es la endodoncia microscópica. Esta técnica destaca por su elevado nivel de precisión y por ser mínimamente invasiva.
La endodoncia microscópica
El microscopio permite al endodoncista realizar un diagnóstico mucho más preciso. Además, el tratamiento se vuelve más seguro y permite que se conserve más tejido dentario.
Gracias a la ampliación e iluminación óptimas, el microscopio permite la perfecta visualización de la estructura dental y de los conductos radiculares. De hecho, el microscopio quirúrgico nos proporciona hasta 40 aumentos del tamaño del diente. Esto posibilita la observación del tejido afectado en la cámara pulpar y minimiza el nivel de invasión del tratamiento.
Este nivel de precisión permite corregir fallos habituales como la microfiltración. El porcentaje de éxito del tratamiento aumenta notablemente. Además, el microscopio también posibilita que los tratamientos sean más predecibles.
El microscopio operatorio se usa comúnmente en endoconcia para:
- La preparación de la cavidad apical a retro.
- Retirada de instrumentos rotos.
- La permeabilización de conductos calificados.
- La obturación apical a retro.
- La localización de los conductos en la cámara pulpar.
La aplicación de la endodoncia microscópica siempre es recomendable, aunque en algunas situaciones se vuelve una herramienta imprescindible, como en algunos tratamientos complicados, reabsorciones internas y externa, para las piezas con un elevado grado de destrucción o degradación y para extraer instrumentos fracturados y pernos.
En resumen, esta técnica de endodoncia aumenta las posibilidad de éxito en el tratamiento del diente. El nivel de precisión logrado permite a los dentistas ser menos invasivos que con la técnica tradicional, conservando una mayor cantidad de tejido dentario. Además, supone una intervención más segura y satisfactoria para el paciente, con más del 90% de eficacia.
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