Traumatismos dentales en verano. Cómo actuar
El verano es una época muy diferente al resto del año. Pasamos más horas fuera de casa, cambiamos nuestros hábitos y rutinas, disfrutamos más del tiempo libre y nos dedicamos a ‘hobbies’ o aficiones que durante la época invernal no podemos practicar. En definitiva, nos damos más a la aventura. Y no es de extrañar que esta sea la época del año en la que se registra un mayor número de traumatismos dentales, por lo que es fundamental saber cómo actuar ante ellos.
El traumatismo dental es un accidente originado generalmente por un impacto accidental y severo, que afecta a nuestra boca. Es difícil así pues de prever, pero en verano es cuando más alerta debemos estar, pues la práctica de deportes y otros modos de entretenimiento al aire libre propician que se produzcan.
El jolgorio en playas y piscinas es más propio de niños, adolescentes y adultos jóvenes, los mismos que en verano cuentan con grandes dosis de adrenalina en sus actividades de ocio, por lo que estos son los grupos de edad en que se concentran la gran mayoría de traumatismos dentales, si bien nadie está exento de sufrirlos. En el caso de los niños, además, hay que tener en cuenta que las raíces de los dientes anteriores aún están en formación, por lo que ello les hace más sensibles a los impactos.
Un traumatismo dental no tiene por qué significar la ruptura de uno o varios dientes, pues estos también pueden quedar astillados, desprendidos o golpeados, pero esté la pieza dental rota o no, siempre ha de encontrar el mismo remedio: visitar a un dentista o un endodoncista a la mayor brevedad posible.
Eso sí, si a causa del traumatismo el paciente ha sufrido un desprendimiento (es decir, lo ha perdido de su boca), hay un paso previo: el diente, si no es de leche, ha de ser conservado. Esta conservación dará más probabilidades de éxito a su salvación en la clínica dental, a donde se ha de acudir una vez realizada esta prevención.
Una vez en el dentista
Cuando, sufrido el traumatismo dental, nos hemos puesto ya en manos del dentista, hay varias opciones de sanar el daño.
- Corona rota o dañada sin afectar al nervio: reparación mediante restauración directa, carillas o corona.
- Diente fracturado con afectación del nervio: será necesaria una endodoncia y, restauración del diente, probablemente con una corona completa.
- Diente desplazado: recolocación en su lugar correspondiente con inmovilización a los dientes adyacentes durante algunas semanas con revisiones periódicas.
Los traumatismo dentales son más frecuentes en personas de corta edad, y esto hace diferente su tratamiento respecto a los adultos. En este sentido es importante señalar que un diente de leche dañado no debe ser reimplantado, porque estaría causando daño al diente permanente subyacente. Estos dientes permanentes, en el caso de los niños, requieren además de una vigilancia especial por parte del dentista.
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